Historia y advocación

NUESTRA SEÑORA DEL MANTO CELESTE

Nuestra Señora del Manto Celeste es una devoción de la Santísima Virgen María que se originó en Medellín, Colombia, en Sur América. Según el relato, la Santísima Virgen María se apareció a HAMJ, un devoto creyente, en la soledad de la media noche en Octubre de 2014. HAMJ experimentó un encuentro místico con la Santísima Virgen María. Durante la aparición, la Virgen se presentó con un manto de color celeste radiante adornado con estrellas de oro, símbolo de su pureza y protección maternal, y sus ojos irradiaban una luz divina aunque su mirada era triste, muy triste. Su aparición se caracterizó por una profunda serenidad y un aura de santidad que llenó el ambiente por presencia de la Santísima Madre del Hijo de Dios.

HAMJ describió la experiencia como una manifestación celestial que le dejó una impresión imborrable. Durante la aparición, la Virgen María no le habló, pero su presencia transmitió un mensaje de paz, amor y esperanza. Su belleza y su fragilidad, su sencillez y su humildad, contrastaban con el inmenso poder que reflejaba, con el respeto que inspiraba. Esta visión ha sido interpretada como un llamado a la devoción y a la fe, y ha inspirado a muchos a buscar su intercesión y protección.

La devoción a Nuestra Señora del Manto Celeste viene creciendo en Medellín y otras regiones de Colombia y del mundo, que encuentran en la Imagen de Nuestra Señora una identidad, por la paz que produce, por los milagros que consigue ante la Santísima Trinidad. Los fieles se acercan a ella con profunda devoción, buscando su intercesión y guía espiritual. La advocación se caracteriza por su fuerte énfasis en los valores cristianos, promoviendo la fe, la caridad, la esperanza, la conversión de los pobres pecadores y la justicia.

La descripción que más agrada a Nuestra Señora del Manto Celeste es “Hija Amadísima del Padre, Madre Admirable del Hijo y Esposa Fidelísima del Espíritu Santo”, reflejando su papel central en la Santísima Trinidad y su profunda conexión con cada una de las personas divinas.


Unión con el inmaculado
Corazón de
 María

La devoción a Nuestra Señora del Manto Celeste está íntimamente unida a la advocación del Inmaculado Corazón de María y al Triunfo de su Inmaculado Corazón en los corazones de todos los hombres. Esta relación refuerza el llamado a la pureza, la humildad y el amor incondicional, a la conversión, características representadas en el Inmaculado Corazón de María. La advocación busca despertar la fe de los fieles, invitándolos a confiar en la protección y guía de la Santísima Virgen.


ORACIONES

PADRENUESTRO

Padre Nuestro, que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre;

venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras deudas,
como también nosotros perdonamos a nuestros deudores;
no nos dejes caer en la tentación,
Amén.

AVEMARÍA

Dios te salve, María;
llena eres de gracia; el Señor es contigo;
bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María,
Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.

EL CREDO (CREDO A LOS APÓSTOLES)

Creo en Dios Padre,
Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso.
¡Oh clementísima! ¡oh piadosa! ¡oh dulce Virgen María!
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y a muertos. 

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL MANTO CELESTE LARGA

Oh Santísima Virgen María,
bajo el título de Nuestra Señora del Manto Celeste,

nos postramos ante ti con humildad y devoción.

Hija Amadísima del Padre,

Madre Admirable del Hijo,
te honramos por tu fidelidad y obediencia a la voluntad divina Esposa Fidelísima del Espíritu Santo,

te pedimos que infundas en nosotros la sabiduría y la fortaleza,
para vivir en comunión con el Espíritu y ser instrumentos de su paz y amor.
enséñanos a seguir el ejemplo de tu Hijo Jesús con corazón puro y decidido te agradecemos por tu amor maternal y tu constante intercesión,
guíanos siempre en el camino de la fe y la justicia.

Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima! ¡oh piadosa! ¡oh dulce Virgen María!
V. Ruega por nosotros santa Madre de Dios,
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

LA SEÑAL DE LA CRUZ

Por la señal + de la Santa Cruz, de nuestros + enemigos líbranos Señor, + Dios nuestro.
En el nombre del Padre, y del + Hijo, y del Espíritu Santo.

Amén.

YO CONFIESO (ACTO PENITENCIAL)

Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante vosotros hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, Nuestro Señor.

Amén.

OH JESÚS MÍO

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.”
Finalización del Rosario
Rezo de la Salve
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra:
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y,
después de este destierro,
muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima! ¡oh piadosa! ¡oh dulce Virgen María!
V. Ruega por nosotros santa Madre de Dios,
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

LA SALVE

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida y dulzura y esperanza nuestra: Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima! ¡oh piadosa! ¡oh dulce Virgen María!
V. Ruega por nosotros santa Madre de Dios,
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.


BENDITA SEA TU PUREZA

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.

Amén.


ACORDAOS

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente.

Amén.

A LA SAGRADA FAMILIA

Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía. Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía. Jesús, José y María, con vos descanse en paz el alma mía.


ÁNGEL DE MI GUARDA

Ángel de mi Guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, hasta que me pongas en paz y alegría, con todos los ángeles, Jesús, José y María.